Crisis Energética Global: causas y qué podemos hacer al respecto | Ariston
Crisis Energética Global: causas y qué podemos hacer al respecto
La crisis energética ha revelado algunos de los problemas críticos con el sistema económico actual basado en combustibles fósiles, recursos que solo están disponibles en unos pocos países, exponiendo al resto del mundo a la dependencia energética. La reciente crisis energética global ha causado precios del gas más altos de lo normal, un aumento en la pobreza y una desaceleración de las economías más vulnerables. Existen muchas razones complejas para la crisis energética, que a menudo son interconectadas y están relacionadas entre sí, por lo que es esencial entenderlas para descubrir cómo prevenir este fenómeno. En este artículo examinaremos las causas de la crisis energética global y qué podemos hacer al respecto..
Principales causas de la crisis energética de 2022
La pandemia de COVID-19 que comenzó a principios de 2020 provocó una recesión global debido a la necesaria implementación de estrictas reglas de distanciamiento social y la interrupción de muchas actividades económicas. A medida que la emergencia sanitaria mejoró, en 2021 la demanda de bienes y servicios volvió a crecer, pero la oferta no pudo satisfacer este rápido y constante aumento en la demanda lo suficientemente rápido.
El aumento de los precios del gas, por ejemplo, llevó a un aumento en el precio de la electricidad, ya que en muchos países la electricidad se produce principalmente en plantas de energía termoeléctrica que utilizan gas para generar electricidad. El aumento en el precio del gas y la electricidad incrementó los costos energéticos para las familias y las empresas, reduciendo el consumo y las ganancias empresariales. Además de esto, hubo una reducción en la producción de energía a partir de fuentes renovables en 2022. Esto se debió en parte al cambio climático, como la sequía que afectó a muchos embalses y provocó una disminución brusca en la producción de energía hidroeléctrica. También se debió en parte a bajos niveles de viento en algunas áreas de producción de energía eólica, como el norte de Europa. El resultado de estos factores fue una crisis energética global, una situación que ahora está bajo control pero requiere precauciones para el futuro.
En resumen, las principales causas de la crisis global fueron:
-Mayor demanda después de la COVID-19; Condiciones climáticas adversas que afectaron la producción de energía a partir de fuentes renovables;
-Dependencia energética de las economías en los combustibles fósiles;
-Retrasos en la inversión en energías renovables.
Consecuencias de la crisis energética global
La crisis energética ha tenido varias consecuencias. Algunos gobiernos han introducido medidas de apoyo económico para las familias y las empresas más afectadas por el aumento de los precios del gas y la electricidad, y han reducido impuestos en algunos productos y servicios para mantener bajo control los aumentos en los costos de las materias primas. Otros países han diversificado mejor sus suministros de gas y aumentado el nivel de almacenamiento en caso de una crisis futura, además de poner a disposición reservas de emergencia para reducir los efectos de la crisis energética en la economía.
La mayoría de los países también han aumentado su inversión en fuentes renovables y tecnologías verdes para acelerar la transición energética con estrategias de descarbonización más ambiciosas. Al mismo tiempo, se han realizado nuevas inversiones para reducir las necesidades energéticas, con un enfoque en la eficiencia energética y el ahorro de energía para reducir el consumo de energía y utilizarla de manera más cuidadosa y sostenible.
Acciones individuales para combatir la crisis energética
A nivel individual, podemos ayudar a prevenir la crisis energética ahorrando energía, adoptando buenos hábitos e invirtiendo en eficiencia energética. Aquí hay algunas formas de ahorrar energía y reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles:
-Usar el transporte público más para viajar;
-Andar en bicicleta o caminar en lugar de conducir cuando sea posible;
-Conducir de manera más inteligente para ahorrar combustible;
-Cambiar a una movilidad sostenible comprando un vehículo eléctrico;
-Reemplazar bombillas viejas con luces LED de bajo consumo; Mejorar el aislamiento térmico de tu hogar;
-Reducir la temperatura de la calefacción para ahorrar energía;
-Controlar cuidadosamente la configuración de tu caldera para evitar el desperdicio de energía;
-Reemplazar tu generador de calor con sistemas más eficientes, como una caldera de condensación, una caldera de hidrógeno o una bomba de calor;
Utilizar la energía solar para tus necesidades energéticas mediante un sistema fotovoltaico para electricidad limpia y un sistema solar térmico para calefacción y producción de agua caliente sanitaria.
La transición energética es la mejor manera de prevenir futuras crisis energéticas, reduciendo nuestra dependencia de los combustibles fósiles para poder cambiar a energías renovables. Es un proceso largo y complejo, pero todos podemos aportar nuestro granito de arena adoptando un estilo de vida más sostenible.