En una época en la que la eficiencia energética y la reducción de emisiones de CO₂ son prioritarias en las políticas medioambientales, muchas personas se preguntan si todavía es posible adquirir calderas tradicionales no condensación.

Veamos cuál es la normativa actual y si estas calderas siguen siendo una opción válida.

Normativa y obligaciones europeas sobre calderas de condensación

La Directiva ErP de la Unión Europea estableció criterios estrictos para la fabricación e instalación de calderas, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones contaminantes. Las calderas de condensación cumplen con estos requisitos al reutilizar el calor de los gases residuales para aumentar la eficiencia térmica.

A pesar de la prevalencia de esta normativa, la compra de calderas no condensación no está prohibida. Sin embargo, las nuevas regulaciones fomentan fuertemente la adopción de calderas de condensación, convirtiéndolas en la mejor elección para quienes instalan nuevos sistemas.

Incentivos fiscales y beneficios económicos

Muchos gobiernos ofrecen incentivos fiscales a quienes sustituyen una caldera convencional por un modelo de condensación.

Estos incentivos no solo cubren parte del coste inicial, sino que también fomentan un importante ahorro energético a largo plazo.

Para más información sobre los incentivos disponibles, consulta los recursos locales sobre ahorro energético.

La transición a las calderas de condensación

Antes de decidir renovar o instalar una nueva caldera, es fundamental evaluar las necesidades específicas del hogar.

Las calderas de condensación pueden requerir modificaciones en el sistema de evacuación de humos existente y quizás no sean compatibles con infraestructuras de calefacción antiguas.

Las normativas actuales impulsan el uso de calderas de condensación en las nuevas instalaciones, teniendo en cuenta sus ventajas en eficiencia e impacto ambiental.

Aunque la compra de calderas no condensación no está prohibida, las tendencias del mercado y la legislación hacen que las calderas de condensación sean la elección más lógica y sostenible.