Emisiones

Por emisiones se entiende la emanación de sustancias tóxicas hacia la atmósfera terrestre. Existen dos tipos principales de emisiones: gases de efecto invernadero y otros contaminantes atmosféricos. Las emisiones de gases de efecto invernadero abarcan diferentes gases, incluyendo dióxido de carbono y metano, mientras que los principales contaminantes atmosféricos incluyen dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno.

Estos gases son dañinos porque atrapan el calor de sol en la atmósfera terrestre, produciendo calentamiento global y cambio climático. Como consecuencia, la temperatura de la tierra aumenta mucho más rápido que antes. Es más, los disruptivos patrones climáticos resultantes junto con las altas temperaturas se asocian hoy en día a un riesgo creciente para todas las formas de vida en el planeta.

El mayor contribuyente a las emisiones es el uso de combustibles fósiles (gasolina, gas y carbón). De acuerdo a las Naciones Unidas, los combustibles fósiles son los responsables del 75 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y del 90 % de las emisiones de dióxido de carbono. La generación de energía, la industria, la destrucción de los bosques, la producción de alimentos y transporte son las causas primarias de los gases de efecto invernadero y de dióxido de carbono.

Para tomar acciones que protejan al planeta de un daño mayor es necesario incurrir en una transformación seria que logre reducir las emisiones. Para ello, los gobiernos ratificaron el Acuerdo de Kyoto en 1997 para establecer metas de reducción de emisiones cuantificables. Algunas compañías participan en un sistema de compensación de carbono, consistente en pagar por actividades tales como la plantación de árboles para compensar las emisiones que producen.

Las formas principales de reducir emisiones consisten en incrementar el uso de energía renovable (tales como la energía solar y la energía eólica) el reciclaje, evitar la producción de residuos y hacer un uso eficiente de la energía.