Caldera

La función primaria de una caldera es transferir calor al agua para uso doméstico. El modo de uso de una caldera varía dependiendo del tipo — tradicional, condensación o híbrida— pero el principio básico es el mismo. Las calderas calientan el agua o generan vapor, el que es distribuido luego a través de tuberías para calefaccionar habitaciones a través de radiadores o calefacción instalada bajo el suelo y para proveer agua caliente para usos domésticos. Cada tipo de caldera está diseñado para distintos requerimientos de eficiencia y rendimiento, por lo que resulta crucial elegir el modelo que mejor se ajuste a tu hogar.

Cuando la temperatura de tu hogar desciende a un nivel más bajo que el que marca el termostato, el termostato enviará una señal para activar la caldera. Una vez activada, la caldera usa gas o electricidad para calentar un tipo especial de agua, llamada agua técnica. Esta agua calentada circula por una red de radiadores o tuberías, proporcionando calor a las habitaciones o bien calentando agua de uso doméstico para el uso diario. La caldera se mantiene operativa hasta que la temperatura del aire alcance el nivel deseado en el termostato, el cual a su vez apagará la caldera para mantener la eficiencia energética